Tras abandonar la gran ciudad, en la llamada búsqueda de uno mismo. Explorar los paisajes naturales de Sardegna me llevó a cuestionar mi percepción y prejuicios. Esta experiencia desencadenó un cambio de paradigma al considerar si uno mismo debería verse como parte del todo en lugar de solo pertenecer a un lugar específico. Para mí, el mundo se reveló como el verdadero lugar, más allá de las nociones consumistas y utilitarias, encontrando significado en cada árbol, en cada hoja, en cada sombra.

 

En la búsqueda de universalidad y encuentro con lo natural, surge un cuestionamiento hacia la conexión segmentada que favorece el individualismo y la técnica. Este proyecto se convierte en un llamado a la unión a través de la reducción a figuras y órdenes universales, trascendiendo la percepción directa de la realidad. Este enfoque, simultáneamente realista y abstracto, transita desde lo general hasta lo concreto, desde el macro al micro, en un equilibrio entre movimiento y reposo. Aquí se revela la máscara de la realidad, las formas de una misma totalidad. En última instancia, el verdadero acto de pertenencia se encuentra en la re conexión con el mundo. Además, la pausa, la reflexión y la imaginación se presentan como actos de rebeldía frente al consumismo de imágenes desenfrenado, impidiéndonos discriminar entre ellas.